Pentik, la fábrica de cerámica más septentrional del mundo, ubicada en Posio, Finlandia, quería automatizar su producción de alto mix/bajo volumen sin perder su identidad artesanal. La compañía eligió dos robots colaborativos UR10 de Universal Robots para reemplazar las tareas pesadas y repetitivas de acristalar y moldear vajillas, asegurando un resultado uniforme que también mejora la ergonomía de los empleados de Pentik. Los cobots ahora trabajan en conjunto con los humanos, ofreciendo el mismo toque de artesanía humana que antes, al tiempo que aumentan la eficiencia del trabajo en la estación de trabajo diez veces.
Casi todas las fábricas de cerámica de los países occidentales han trasladado su producción en masa a regiones de bajo coste. El artista cerámico Anu Pentik, que fundó Pentik en 1971, defiende con orgullo la artesanía. Su empresa quería nadar contra la corriente creando todos sus productos cerámicos en Posio, un municipio finlandés situado a pocos kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico.
La transformación empresarial
La fabricación de cerámica es un trabajo manual. Cuando un trabajador glasea la vajilla y da forma a los platos con una herramienta, repetirá la misma tarea cientos de veces al día. Tareas que son difíciles para las manos, los hombros y la espalda de los trabajadores.
Pentik quería encontrar una solución que permitiera la automatización de la producción al tiempo que utilizaba las habilidades de los empleados experimentados para tareas de mayor valor agregado, como el control de calidad. Liberar a los trabajadores de tener que realizar tareas ergonómicamente hostiles y monótonas también mejoraría la imagen del empleador.