Existen diferentes modelos de exoesqueletos diseñados para atender demandas específicas de esfuerzo físico y biomecánica.
A continuación, exploramos las tres categorías más comunes:
1. Exoesqueletos para extremidades superiores
Estos modelos ofrecen soporte para hombros, brazos y espalda en tareas que requieren movimientos repetitivos o la sustentación prolongada de las extremidades superiores.
En general, utilizan sistemas pasivos de resortes o estructuras articuladas que transfieren parte de la carga hacia la espalda o la cadera del usuario. En los modelos robóticos, los sensores detectan el movimiento de los brazos y proporcionan asistencia motorizada en el momento exacto, sin restringir la movilidad.
Sus beneficios son:
- Reducción de la carga en hombros y cuello;
- Menor riesgo de lesiones por esfuerzo repetitivo (LER);
- Aumento de la precisión y estabilidad en los movimientos.
2. Exoesqueletos para extremidades inferiores
Diseñados para ofrecer soporte a piernas, rodillas y región lumbar, estos exoesqueletos son ideales para quienes pasan muchas horas de pie, realizan constantes agachamientos o levantan peso con frecuencia.
Pueden ser pasivos (con bloqueos que fijan el cuerpo en posición de cuclillas sin esfuerzo muscular) o robóticos (con motores que ayudan en los movimientos de subida y bajada). Funcionan como una extensión de las piernas, redistribuyendo el peso corporal y minimizando el impacto sobre las articulaciones.
Sus beneficios son:
- Alivio de la presión sobre rodillas y columna lumbar;
- Prevención de hernias discales y artrosis;
- Disminución de la fatiga durante turnos prolongados.
3. Exoesqueletos de cuerpo completo
Son los modelos más avanzados y completos, con una estructura que cubre brazos, piernas, columna vertebral y, en algunos casos, hasta el cuello. Se utilizan en tareas altamente demandantes, con un elevado riesgo de sobrecarga física.
La mayoría de estos exoesqueletos son robóticos e integran sensores que monitorean los movimientos corporales en tiempo real, además de motores que actúan sobre múltiples articulaciones. Permiten que el trabajador levante objetos pesados con mínimo esfuerzo, sin comprometer la postura ni la salud.
Sus beneficios son:
- Soporte integral del cuerpo en entornos extremos;
- Mejora significativa de la ergonomía en operaciones de alta complejidad;
- Posibilidad de mantener el rendimiento incluso tras largos periodos de trabajo.
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